sábado, 14 de abril de 2012

Entrada 07.


Mad Men, lecciones de negocios en cinco temporadas

Por David Wells
No crecí como un hijo de rico. Pero lo hice en un hogar lleno de riqueza. Donde se ha inculcado el amor por los negocios y el trabajo duro. Mi madre, -una emprendedora innata- me enseñó a tener metas y a enfocarme con intensidad. Recuerdo cuando era un adolescente que le pregunté: “Mamá, quiero salir a rumbear. Me das dinero?” Ella contestó: “Hijo querido. Consigue un empleo honesto y diviértete.” Al día siguiente, fuimos al colegio donde me acababa de graduar, y literalmente me empujó hacia adelante diciendo: “Regresarás a casa con un contrato, trabajarás feliz, y serás próspero.” Y así fue. Obtuve el que sería el primer empleo en la publicidad. La lección aprendida es que el dinero es consecuencia de un trabajo bien hecho. Enseñanzas que poco a poco se desvanecen en la cultura popular, casi no la imparten los educadores, y es escasa en los contenidos de los medios de comunicación. Por eso al ver a Mad Men, la serie de culto creada por Matt Weiner, que ya va en su 5ª Temporada usted se pregunta… “qué es lo que esta serie está enseñando por D’s?!”
Chismes y envidia. Libertinaje y negocios
La serie enseña capítulo tras capítulo diferentes casos donde los chismes, y la envidia, el libertinaje y los negocios afloran como la marca de un labial Belle Jolie lavada con Clorox gracias a las escenas de felicidad y confianza. Pero qué es la felicidad para la serie? Pues, en palabras de Don Draper el ejecutivo estrella de Sterling Cooper, la agencia de publicidad y mercadeo de la cual trata el seriado, “felicidad es el aroma de un carro nuevo, es ser capaz de dejar atrás nuestros miedos, y asegurarnos que hagamos lo que hagamos, vamos a estar bien, y seremos respetados por ello.” Entonces, felicidad es poder… decidir si se compra en efectivo o si se cancela con tarjeta de crédito, es asumir las consecuencias históricas de las decisiones tomadas, y es tener la confianza en usted mismo y en los demás. No obstante hay muchas otras cosas que se pueden hacer para lograr la felicidad: ganar un reconocimiento profesional, tener un salto creativo para conseguir en el último minuto la cuenta de Lucky, o leerle un cuento a su hija Sally antes de dormir. Se puede decir como lo muestra la 4ª temporada cuando viaja a Los Ángeles a reencontrarse con Anna Draper, estableciendo con ella una relación de hermandad ya que es la única que conoce el pasado de dos hombres en el cuerpo de uno solo. Por eso la felicidad es sentirse en paz, o como lo dijo el mismo Don, “me siento bien cuando mis miedos estimulan mi imaginación.”
Pete Campbell, nació en Nueva York en 1934.
Para cuando comienza la serie en 1960,
lo ubica como un recién egresado de la universidad.
Un típico WASP [WhiteAnglo Saxon People],
miembro del clan Dickman
 uno de los mayores propietarios
 de bienes raíces del alto Manhattan.
La gracia de Campbell radica en su poder
 visionario y su torpeza al mantener la boca cerrada.
Ahora bien, la confianza, esa actitud tan esquiva en los negocios representada en el personaje de Pete Campbell, un ejecutivo chismoso al cual le falta el suficiente involucramiento. Es un rol tan clínico, que en ocasiones provoca suciedad. No se involucra a fondo con sus clientes –ni siquiera con Clearasil, rompe su amistad con el que fuera su mejor amigo en la agencia, Ken Cosgrove cuando es ascendido a vicepresidente de cuentas, no le presta la atención suficiente al hijo concebido con Peggy Olson, y el amor profesado a su esposa Trudy es mas por conveniencia que por otra cosa. Por lo tanto, cuando se quiere ganar mayor confianza y por ende confiabilidad, el establecimiento de relaciones con alto grado de involucramiento, creará cooperación entre ambas partes, y de ahí a los cierres de negocios y la creatividad solo hay un paso. O que lo diga la relación tan fructífera que sostienen Roger Sterling y Berth Cooper.
De ahí que, si se intenta cazar directamente la felicidad, la riqueza, y la confianza, surgen sustitutos emocionales como el abuso del alcohol, la fármaco dependencia, las apuestas y las aberraciones sexuales. Una cosa es la felicidad y otra muy distinta la autodestrucción.
Caída y ambición. Decepción y descontento
“Pora qué cae el hombre? Para aprender a levantarse”, así lo expresó Draper cuando quizo abandonar al alcohol. Para la 5ª temporada, AMC y Lionsgate patrocinaron una campaña que presentó a un hombre cayendo al vacío. Eso no es nada nuevo, de hecho desde 2007, el open credit lo incluye. Lo novedoso fue la reacción del público quien asoció la imagen a aquellas personas que en su desespero se lanzaron al vacío el 9 – 11. Lo que realmente quiere comunicar la caída del hombre es su desconexión con el mundo espiritual, mostrando cómo después logra levantarse hasta lograr una evolución como persona. Y es lo que se vislumbra en algunos personajes como Peggy. Ella, una secretaria ambiciosa, criada en un hogar católico, se enredó con un hombre casado, concibieron un hijo y cayó a lo más hondo tras el descontento que fue rechazar su bebé [aun cuando no lo abortó]. Peggy, se supera así misma convirtiéndose en la copy y aliada de su jefe después de una discusión cuando Draper le grita, “Crees que mereces respeto? Sal de aquí y respeta a los demás.” En esa frase, se resume un punto de vista sobre el lucro personal y el ascenso en la vida: la riqueza y la moralidad van unidas. Peggy quiere ganar más, por trabajar menos, en una profesión que incluso cree que es inmoral. Así se lo hace saber a su jefe: “Trabajo duro, pero tú nunca me agradeces!” “Peggy, ese es tu trabajo. Tú me das ideas. Yo te pago. Con el dinero te agradezco.” Generar riqueza se puede volver una actividad difícil si en el fondo se sospecha que es algo reprochable. Pero si el servicio se lleva a un nivel por encima del servilismo, se puede asegurar que entenderá que hacer un buen mercadeo y una buena publicidad son actividades morales, como se demuestra en el Manifiesto “Por qué estoy dejando el tabaco,” que dio origen a la nueva Sterling Cooper Draper Pryce [sin comas ni puntos que los separe].
De izquierda a derecha,
comenzando por los que están de pie:
 Joan Harris, Lane Pryce, Pete Campbell,
Bert Cooper. Sentados: Roger Sterling, Don Draper, Peggy Olson.
Indignación y lujuria. Derechos y más negocios
A pesar de sus 15 Emmys y sus 4 Globos de Oro, la crítica de los activistas no se hizo esperar, en julio 20 de 2007, recién lanzada la serie, el grupo de derechos del consumidor Commercial Alert alegó ante el Consejo de Bebidas Destiladas de Estados Unidos, que el patrocinador del quinto episodio el whisky Jack Daniels, violaba los estándares publicitarios al “presentar escenas de sexo, e intoxicación irresponsable.” Otros alegaron que los empresarios de este sector, son racistas, y explotadores, promiscuos y embaucadores porque muestran cómo gastan los ingresos de las cuentas publicitarias ignorando el talento de la gente de color, manteniendo relaciones entre ejecutivos y clientas, secretarias y jefes. Bueno, la verdad es que la película representa aquellos 1960s. A lo largo de los 72 episodios de la serie nunca se ha visto que carguen esto como gastos de representación, y lo del racismo… pues todos sabemos que las agencias de afrodescendientes se abrían paso gracias a los Derechos Civiles. Y si vemos con claridad, los empresarios Cooper, y Sterling, se presentan como los buenos del programa: con sus defectos pero cada uno con sus enormes, y poderosas bondades humanas. Ellos se arriesgaron, innovaron y se esforzaron para mantener una agencia con más de 50 años y luego para abrir una nueva con sus socios. De ahí que esta serie sea tan admirada por hombres de negocios, comunicadores y gente de mercadeo y publicistas, de ahí que se debe evitar dejarse persuadir lo que algunos contenidos en los medios, en la academia, e incluso en los grupos de presión, quieran hacer creer que el hacer empresa y el hacer negocios, el tener deseos – sueños y necesidades sea malo. Cuando una buena serie se hace, impacta a muchas personas, generando audiencia amiga y enemiga también. Lo que enseña capítulo tras capítulo es que la moralidad en los negocios debe impregnarse por nosotros, en cada una de nuestras transacciones, y así veremos cómo se incrementan nuestras ventas, hasta reducir los posibles niveles de corrupción, y caída. Solo así, seremos no solo Mad Men, sino Mad Mensch, que en Yiddish traduce el ser personas honorables – decentes – con carácter. La riqueza y el estatus, son consecuencia de ello, no su condicionante.

Aviso manifiesto que declara la salida de Lucky Strike
 de la agencia SCDP y por ahí derecho los principios de esta organización
 y de su Director Creativo: Don Draper.